Rafael Parra Barrios

Sacramento

Las cosas pasan, 

no por mero azar. 

florecen en la senda, 

fértil fronda terrenal. 

Lo que sucede es por algo 

y si es malo el desenlace, 

luego emana lo magnánimo.

El no, lucha fecunda 

hacia lo imposible, 

nada sepulcral,

es fe inmarcesible 

y crepuscular.

El sí, camino posible 

que decanta virtud,

edén celeste

radiante de luz.  

El toque celestial 

es atisbo que avisora 

la definición crucial,

que devela

lo que se atesora.

Brotan circunstancias,

llenas de amor y bondad, 

que cubren de honor, 

el don de la hermandad.

A la luz del sol, 

se expande el vínculo, 

exaltando el sacramento,

bendito por Dios, 

en su tiempo perfecto.

Los compadres juraron 

amarse perennes,

ahora son enaltecidos, 

por siempre, 

en el abrazo fraterno y
fehaciente, 

pues no existe ocaso 

que no se levante, 

en el momento justo

del talante, 

ese ser suculento 

que destella bellos instantes.