La vejez
Inspirado en un poema de Alberto Cortez
Sextillas (ababab)
con rima de romance (asonante)
en los versos pares (b) de todas ellas.
Y en los impares (a) rima asonante,
diferente o no en cada estrofa
y sin asonar con los pares.
De jóvenes la miramos
sin tomarla nunca en serio
y vemos el ser ancianos
como algo bastante lejos,
mas los años van pasando
a velocidad crucero.
Cuando menos te lo esperas
de blanco viste el cabello,
salen pelos en las cejas
casi con un palmo y medio
y varices en las piernas
como túneles del metro.
En el alma se nos queda
un amargo regomello
cuando cruzamos la verja
que nos lleva hacia el invierno
y tiritando en la reja
mueren de frío los sueños.
No da la vejez buen pago
a tantos años de duelo
y una vida sin descanso
en la lucha por los nuestros.
Llegan los huesos gastados
y el corazón por los suelos.
Al ver que tan solo somos
eso que llaman; abuelo,
que solo sirve de estorbo
o pa´ cuidar a los nietos
y muchas veces tampoco
pues nos duele hasta el pellejo.
Por que raro es el que llega
a la vejez bien completo,
cuando no duele una pierna
los riñones dan un quiebro
o te duele la cabeza
o anda el vientre un poco suelto.
Los dedos que se engarrotan
y ese crujir de los huesos
roídos por la carcoma
de un tiempo ya sin reverso,
que la vida no cuestiona
darnos un nuevo boleto.
Con que a vivir lo que queda
cual mugroso mueble viejo,
rezando pa´ que no vengan
más dolores a jodernos
que ya es una gran condena
sin salud llegar a viejos.
Los días que me levanto
sin un dolor en el cuerpo,
en verdad mucho me extraño,
¿será que sigo en un sueño?
Y otra pregunta qué hago;
¿o será qué ya me he muerto?
Y ya lo que nos faltaba,
ese maldito bichejo
que como nadie lo mata
anda por las calles suelto,
empeñado en ver si acaba
de un golpe con tanto viejo.
Y solo faltaba el ruso
con su cerebro revuelto.
¡Ay, por Dios, vaya disgusto!
Anda el mundo muy traspuesto,
la vida no vale un duro,
esto ya es un cementerio.
Mercedes Bou Ibáñez