En la sombra del olvido,
donde tu amor se escondió,
mi corazón no murió,
sigue por ti tan rendido.
Aunque te hayas ido,
esperaré en el umbral,
con un anhelo mortal,
de que vuelvas algún día,
a llenar de luz la fría,
noche de mi soledad.
Bajo el cielo estrellado,
donde tu nombre susurro,
en mi pecho hay un murmullo,
de un amor nunca olvidado.
Aunque el tiempo haya pasado,
mi esperanza no se apaga,
y en mi alma, viva y maga,
te esperaré eternamente,
con un amor tan ferviente,
como el fuego que me embriaga.