No me atreví a ser un perdedor
no me atreví a volar por encima de las nubes
no me atrreví a andar sin rumbo por la calles
no me atreví a no tener metas
no me atreví a cambiar mis amores plátonicos por amores verdaderos
no me atreví a hablar con aquellá chica en el autobus, a pesar de que siempre nos cruzabamos las miradas.
no me atreví a jugar a futbol en el patio del colegio
me apoyaba en la pared y tocaba una guitarra imaginaria
no me atreví a hablar en público
me pasaba el tiempo mirando las piernas de las chicas
y éstas se reían de mi.
Solo escribía poemas
y cuando se enteraron
todo cambió.