Fue mi existencia un remanso de paz,
un océano, cuyas aguas
plácidamente, llegaban a la playa
a besar sus sedientas arenas,
o por esas cosas de la vida
chocaban con algún escollo.
nada grave, se podía asimilar.
Más un día inesperado,
llegaste con tus locuras, tus besos
y avasallante pasión
para cambiar por amor,
mis apacibles y sosegados ratos.
¿Oh Dios mío, qué rayo me hiciste?
la quietud de mi océano
se transformó en una vertiente
de aguas revoltosas y de cascadas
que le trajeron un nuevo matiz
a la ruta de mi tranquilo andar.
Mi dicha se reflejaba en cada estrella
que el sol del amanecer amamantaba
Todo era primavera, los árboles
con sus verdes hojas
y el aromático perfume de sus flores
Un paisaje bello, distinto,
que duró lo que un suspiro,
de anciano enamorado,
Un atardecer, te fuiste sin decir palabra,
y caen las hojas, se marchitan las flores,
ya no se respiran sus aromas.
El tiempo se salteó el verano,
llegó el otoño,con sus penas y tristezas.
Sin darme cuenta, perdí la paz
de mis apacibles tardes,
a sol abierto y al aire libre
para sumergirme en la desesperante
laguna de peces inertes,
donde predomina el silencio de las tumbas
y las ganas dolorosas de abrazar la muerte.