Tus tiernas canas plateadas,
dan luces a tu gran sabiduría
Y tus grandes consejos quedan
Impregnados en nuestros pensamientos,
como el aroma a café en las mañanas.
Mi viejo, mi querido viejo
Doy gracias a Dios por tu vida
Y tener la fortuna de admirar,
esas líneas en tu rostro
que constituyen la respuesta
a vivir intensamente.
Tú dices que soy el motor de tu vida
Y yo digo que eres mi persona favorita
quien te ayudará a empujar esa silla
donde cada mañana,
te vales para recorrer
las baldosas color marrón y
te acercas a admirar la belleza de las flores.
Sigue mi viejo soñando entre esas ruedas
Dando tu mejor cara en este devenir del destino
Sigue soñando despierto y
comparte conmigo tu deseos,
que, con determinación, fe y mucho amor;
yo desde la distancia los haré realidad.