Diana, no te vi sonreír toda la semana,
a veces quisiera encontrar la solución,
y tal vez plasmarla en una linda canción,
pero no he encontrado los acordes ideales.
Diana, eres un encanto de mujer mexicana,
porque albergas la alegría en tus ojos y sonrisa,
porque eres la niña de la mirada más precisa,
precisa para afirmar que existe un alma limpia.
Pero a veces la vida de nosotros se olvida,
y nos retira la alegría cerrando la salida,
y tu mirada se me hace un poco conocida,
a mi también la vida me ha tenido sometida.
Diana, pero te juro encontrar la ventana,
para escapar como aves pintando nuestras alas,
habrá muchos en las buenas; yo estaré en las malas,
se lo dijiste a aquellos niños: \"hay que intentar confiar\".
Diana, pero a la vida y sus problemas seguro les ganas,
solo prométeme y prométete nunca jamás rendirte,
que yo te prometo de vez en cuando escribirte,
y contarles a todos de tus innumerables victorias.
Pero a veces la vida de nosotros se olvida,
y nos retira la alegría cerrando la salida,
y tu mirada se me hace un poco conocida,
a mi también la vida me ha tenido sometida.
Diana, ¿Y si le vuelves a dar brillo a las mañanas?,
si hoy las sonrisas son pocas, tal vez no las debas gastar,
ponlas en el peor momento; eres buena para administrar,
tal vez mañana te sobren algunas y nos las puedas regalar.
Querida Diana, y no necesitarás de medicinas,
tan solo bastarán algunas cuantas golosinas,
para que vuelva tu eterna sonrisa a brillar,
tiempo al tiempo, y te prometo: ¡Yo te voy a ayudar!