Paradoja embellecida por alforjas
que sedientas se apoderan de mis labios...
En tus labios
el portón de los edenes infinitos
regalando sus promesas ancestrales
se me advierten como nubes de algodón
asomando dulcemente de su aurora.
Es tu aurora
matizada de sonrojos y de fucsias
entre azules celestiales y amarillos
ese cuadro en que quiero sumergirme
ese lienzo al que quiero encadenarme
renunciando al tesoro más preciado
que al hombre el mismo Dios le haya otorgado:
Mas preciada es tu caricia de un instante
que la vana, aunque eterna libertad...
Hazme esclavo de tus besos
Hazme siervo de tu abrazo
Hazme tuyo para siempre
aunque el siempre sea el instante que atesoro
en caricias que me fluyen de las manos
como aguas cristalinas resbalando,
dirigidas; cual afluente, a la vega de tu piel...
En tu piel coronada por los ríos
yo confluyo tan sereno como fiero
y te busco el océano ocultado
por tus piernas; que bruñidas, me remontan
hasta nébulas de pasiones indecibles
para luego re-lanzarme hasta el abismo
del deseo que me brama y que me bulle
del deseo que me hierve y que me implota
y que busca sólo el beso de tu boca
esa boca cuyo beso es la verdad