APOLOGÍA AL SOMBRÍO RECUERDO
Vuelvo siempre, apesadumbrado, recitando,
como un grisáceo pentagrama, del dolor, sinfonías
¡Silenciosa y amarga eternidad
nubladas notas de mi alma!
Desde los infiernos escalar jamás ¡Cristo, la eternidad!
Ni de verdes esperanzas al pasar
esta verdad, insólita verdad ¡No encontrarás!
Soy melodía salvaje
en los aspavientos de la vida, incrustado pedernal...
En la crueldad deste sentimiento soy confeso...
Cuál nota fría derramando ambrosía estoy,
ya despierta en los albores recio canto fulminante,
que arranca al infinito su sonrisa dislocada,
¡Ah! Soy cómo hoja descarnada
de un roble que ha llorado siglos y es por nada...
Soy viajero de crepúsculos infinitos
en un mar de olvidos,
soy poema de humano dolor que sangra...
¡Oh! Soy errante peregrino venido desde muy lejos
a tu soleada tierra;
soy historia de manuscrito desgarrado,
pergamino sin final al rayar la aurora...
¡Ay! Soy recuerdo ¡Soy recuerdo!
Y recuerdo al hijo ausente ¡Tan lejano!
Recuerdo al padre reposando en Dios,
en su memoria;
al hogar que está de luto;
a las amadas ausencias tantas...
Ausencias en el alma, en el corazón,
en la piel aterida sin amor;
en la cena sin un cirio;
en la eterna soledad del anaquel
donde mueren los años esperando
las caricias del amor filial...
.8:40 p.m
17/07/2024