En la bruma del recuerdo, tu imagen se difumina,
Un eco de tu voz en mi alma aún resuena.
Dolor y extrañeza se mezclan en mi ser,
Como herida abierta que no quiere cicatrizar.
Tus palabras, cual bálsamo, calmaron mi inquietud,
Verdades dichas con amor, sin doble intención.
Más en tu anhelo de libertad y nuevos horizontes,
Dejaste atrás un corazón en desolación.
El tiempo, cual río incesante, sigue su curso,
Y aunque anhele detenerlo, sé que es vano empeño.
La experiencia vivida, marca indeleble en mi alma,
Me ha hecho valorar cada segundo, cada breve sueño.
«Donde hay cenizas, fuego hubo», frase que resuena,
Intensidad de pasión que aún en mi pecho arde.
Recuerdo vivo de un amor que se marchitó,
Dejando en mi corazón una huella que no se esfumara.
Aquellos que en este escrito se reflejan,
Sepan que el dolor y la nostalgia son válidos.
No repriman sus emociones, dejen que fluyan libres,
El llanto sana el alma, abre nuevos caminos.
Recuerden su fuerza interior, su capacidad de sanar,
Poco a poco la herida irá cicatrizando.
Volverán a encontrar la felicidad, un nuevo amanecer,
Y en el silencio aprenderán el arte de renacer.
El tiempo será su aliado, la paciencia su guía,
Y de esta experiencia saldrán más fuertes, más libres.
JTA.