Soñé contigo, previo a conocerte,
Extravagante, un color nuevo en el iris,
Desperté, sin concretarte,
Te dejé pasar, sin crisis por no recordarte.
Frágil, de memoria tenue,
Quedó un resabio de ti en la almohada,
Y en una noche, de lúcidas acciones,
Me contestaste el pensamiento.
Tú a mí me conoces, nos vimos ayer,
Revisa detrás de tus orejas,
El cerebro es terco en devolver.
Pero mañana en la mañana ahí estaré.
En el marco de una puerta de entrada,
Si es el caso y yo sé que será así,
Saludaré discretamente a quién veré en el altar.