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Lo que está cerca queda muy lejano
y lo lejano muy cercano queda,
como la cara o cruz de la moneda
que decide al azar tarde o temprano.
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Volver a atrás no está de nuestra mano,
no hay forma de que el tiempo retroceda,
y aunque el recuerdo, hasta el presente acceda,
solo podrá sentirse muy cercano.
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Volver al barrio siempre es una huida,
en la plaza los niños ya son viejos
y toda historia viva esta perdida.
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Es como el enfrentarse a dos espejos
con la cerril mirada repetida,
tan cerca y a la vez, también tan lejos.
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Fotografía y poema Ramón Bonachí.