Escribo siendo la noche
alma de mi poesía
porque luego vendrá el día
y se esfumará de golpe
dejándome en la agonía
de esperar a que retorne.
Mi alma es alma de requiebros,
de alabanza y de lisonjas
que necesita un pretexto,
una razón o persona
para liberar sonetos,
cuartetillas o doloras.
Quiero sentir primavera
de flores como elegías,
quiero liberar la estrella
más rutilante que exista
en el cielo y en la tierra
la más bella margarita.
Todo con letras pacientes
para endulzar avatares
pues las vidas a las gentes
aportan penalidades
y viene bien que alguien cuente
historias de más amables.
Escribo con sentimiento
pues si no siento no escribo
sobre el mundo que tenemos
por hermoso y por sufrido
y es necesidad ponerlo
en alas de compartirlo.
El poeta tiene claro
lo duro que es el camino
como poeta emprendido,
como poeta ignorado,
pero el poeta es distinto
y nada puede callarlo.
Parecen ser fantasías
de imagen muy personal
lo que el poeta escribía
con su letra de cristal
sabiendo como sabía
que pocos lo leerán.
En un papel con mi pluma
dejo libre mi pasión
y en la amable paz nocturna
se aparece en resplandor
lo que da la esencia pura
a mi libre inspiración.
Porque hay silencios que inspiran
con sonidos de fantasmas,
hay secretos, hay enigmas,
hay luciérnagas como hadas
que buscan quien les de vida
con música de palabras.
Me gusta escribir de noche
porque la luna es mi amiga,
me gusta porque responde
mis dudas con blanca vida
y me convierte en el hombre
poeta que escribe rimas.