EL CREPÚSCULO Y LA AURORA
Les vi venir andando entre la gente:
una niña pequeña y un anciano
que paseaban cogidos de la mano
y charlaban despreocupadamente
rehuyendo los calores del solano.
El abuelo, hablaba con voz queda,
con un tono pausado y sosegado
y la niña, con gesto interesado,
ansiosa de cruzar esa vereda
donde se unen el futuro y el pasado.
El viejo, asomándose a ese abismo
que lleva, sin remedio, hasta la muerte,
y la niña, enfrentándose a la suerte,
poseedora de un protagonismo
que la hace tremendamente fuerte.
Él, al final de una larga travesía
repleta de aventuras y vivencias,
la nieta, con el ansia y con la urgencia
de aprender a vivir el día a día,
de absorber, de su abuelo, la experiencia.
Y me vino a la mente una visión:
el final y el comienzo del camino,
la crudeza de la vida, del destino,
la niña era el inicio, la ilusión,
el viejo, el llegar del peregrino.
Y pensando en inicio y en final,
vi un nostálgico y una soñadora
compartiendo los días y las horas,
un intercambio, un amor especial:
ellos eran “crepúsculo” y “aurora”
Jose Cruz Sainz Alvarez
Junio de 2024