Estuve recordando las rosas perfumadas.
No era divagancia, sí era, agradecimiento.
Y grité:¡Oh, sí qué son lindas, las rosadas!
Si veo un rosal, me acosan, sentimientos.
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No hay, para mí, otras flores, sí las Rosas.
A lo largo de la vida, no cambié mi gusto.
Las adoro y, no es, porqué, sean famosas.
Se ríen y sé que, decirles “bellas”, es Justo.
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La Rosa, luce frágil y, al toque rudo, ataca.
De naturaleza combativa, son sus espinas.
El resplandeciente Sol a su belleza opaca.
No existen Rosales en cualquier esquina.
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¡Las Rosas triste, son un presagio, mortal
Las Rosas bellas, adornan, el ceremonial!