Al “machito”
se le cayeron los huevos,
del canasto.
Los quebró todos.
Y cada huevo era su huevo protector.
Al “machito”.
Se le olvidó,
que hay mujeres con ovarios.
Unas que,
si las abofetean,
no ponen la otra mejilla.
No los justifican.
Como cuando va su madre,
como cuando va su madre corriendo a recogerle los huevos del canasto suplicándole a la vida un poco de misericordia para ese niño escoria que nada ha de aportarle a la vida,
¡una misericordia más!
Suplica la pobre mujer por ese niño estorbo con cuerpo de hombre que golpea como tal.
Que insulta como tal.
Que intenta matar como tal cual es,
una bestia.
Es un niño solo en las faldas de su progenitora.
Solo ahí llora.
Solo ahí se agacha.
Solo ahí dice todo lo que no es.
Al “machito”.
Se le olvidó
que es carente de sentido cuando la bola de sus amigos barrigones se enajena por las estupideces que él dice.
Se le olvidó que,
Es carente de cualquier gracia, talento y autoestima.
El “machito”.
Es un niño herido dice su mami.
Y es incapaz de defenderse ante el mundo sin esa mujer pese a que a las demás humilla, acosa y subestima.
Al machito se le olvidó que hay mujeres con más huevos que esa canasta destruida.