Escribo, bien guardada
y acicalada,
la esencia de un poema
con olor a tomillo
y a romero
para dormir entre las flores
la noche de San Juan,
en un lugar secreto
de la pradera
que no profanó el hombre.
Con la silueta del verano,
bajo miles de estrellas,
me lavaré en la fuente
donde se baña la Luna.
¡Que triunfe la luz!
No me importan las burlas
de la gente corriente,
eso va con el paquete,
no quiero arder en el fuego
cuando aceche la noche.