RICARDO V

\"Cuando la soberbia no es soberbia\"

    Soberbia es la flor con aura de hermosura

abierta en el prado con luz de grandeza,

llamando a la vida, llamando a la abeja

que presta se aviene a su aroma y dulzura.

 

Soberbio es el sol despuntando en el mar

rojizo como él en reflejos de lumbre

con trémulo aliento de impaciente cumbre

que es el amanecer prendado de sal.

 

Rizando las aguas de un lago en remanso

soberbio es el viento que por viento sopla

en mitad de un bosque sumido en la copla

de aves que cantan en sus árboles altos.

 

Soberbia es la imagen de picos cubiertos

por la blanca nieve caída en misterio

en copos de espuma que expande en el suelo

la impoluta y blanca claridad del cielo.

 

A veces parecen las soberbias sombras

burlarse del fuego que en danza candente

proyecta siluetas en juego inocente

para el niño que sueña que el mundo es broma.

 

Soberbio es el mar, titán de lo profundo,

coloso en su inmensidad, desobediente,

hercúleo en su poder, condescendiente

con aquellas naos que le pintan rumbos.

 

Soberbio es el río que corre y despeña

como enamorado que nada conturba,

insomne en las rocas, dormido en llanura,

demostrando el brío del agua que lleva.

 

Soberbia es la paz que ofrece una romanza

que arranca sonrisas dibujando nubes

invisibles de deleite y nos descubre

los confines que pueda tener el alma.

 

Más, jactarse de arrogancia y de inmodestia

no nos digna a ser grandiosos y admirables,

porque sólo es un capricho del lenguaje

que la soberbia en carácter no es soberbia.