Voy a ti, arropado de incertidumbres
percatado solo de esta totalidad que me conmueve.
El latido incesante de tu existencia, se adhiere pertinaz en los pliegues
de mi pensamiento.
En el pulcro silencio del universo
me desborda la nitidez de tu voz ausente.
Te presiento atemporal
en la placidez de mis elucubraciones.
Despejado de añoranzas, te contemplaré
en el umbral de mis ansias.