Luis Ernesto Hernández Aguirre

LEGADO

Después de tanto caminar

justo cuándo puedo pensar,

en este momento extraviado

de minutos desconcertados

pienso lo que soy y quien tú eres,

que he sido yo y quien tú fueres

y hacia dónde habré de mirar.

 

Hoy que van seguros mis pasos

sueltos de tu sólida mano,

que mi plumaje bato fuerte

para remontar las salientes

y las cúspides alcanzar

para a su fin poder llevar

a los que ya me han sido dados.

 

 

 

 

 

 

Veo tu ayer y mi presente,

mi futuro en tu diestra frente,

a los abuelos que no están

y a los hijos que arribarán

cual bellos hilos enlazados,

tiernos retoños que asomados

en las campiñas reverdecen.

 

Cuando era libro por llenar

he obtenido de tu heredad

los más admirables regalos

que tu corazón ha emanado,

de ti aprendí como ser fuerte

a pesar del tiempo inclemente

y las tormentas por domar.

 

La sabiduría es legado

que has colocado en mis labios

para declarar elocuente

esas verdades persistentes

que se deben de revelar,

y nunca intentar ocultar

lo que debe ser proclamado.

 

Y si habrá que ser inclemente

ante la mentira indecente,

de ti también supe apreciar

que la suave amabilidad

hace que los tragos amargos

dichos con respeto y agrado

son una prudencia valiente.

 

Tu trabajo hizo valorar

el afán y laboriosidad

impresa en tus rugosas manos,

de siempre haber aprovechado

la disciplina recurrente

como explosión incandescente

que dio pan y calor al hogar.

 

De ti también he respirado

Aquel silencioso llamado

que tan solo hombres resistentes

cargan en sus hombros hirientes,

la misión propia de llevar

la noble responsabilidad

de proteger en cada paso.

Al fondo del peto aparente

de tu fortaleza patente

aprendí también como amar,

a servir cuidando y a dar,

el místico idioma signado

que los ancestros heredaron

cual señal de caridad ardiente.

 

Sin afán por demeritar

la valía de tu heredad,

de lo que he dicho y he olvidado

y a mi corazón ha marcado,

diré certero y transparente

el mayor valor que tu fuente

ha dejado en mi diario actuar.

 

Hablo del acto más humano,

de saberse simple y profano,

tan inacabado y carente

de la perfección que pertenece

al árbol de suma bondad,

así tu fugaz debilidad

muestra los justos significados.

 

Así papá tu andar paciente

alumbra en luces refulgentes

a los ancestros que vivirán

en la prole que precederás,

creando su destino marcado

de ser el reflejo cercano

del Padre que ama eternamente.