Muro henchido de felicidad
cárcel de árboles con espinas
colinas plateadas al fondo del cañón
manto de luz que destella la sombra.
Soy un piano que suena
en tu delicada cabeza
una nota en la selva de surtidores de rosas
una tecla que anda suelta
en la inmortalidad de tu vida.
Rueda de molino de la felicidad
en tu boca escribo mi amor
en tu lengua el salmo de la vida
y tus dientes nos defenderán de la rutina.
No hay lágrimas marchitas en tu vida
sólo bienestar y dicha
alaba el gozo de lo bello
encontrando palabras ávidas y firmes
en un mundo de sueños completo.
¡Oh, clamoroso amor de mi vida!
vigorosa espuma
que vuelas hasta mi nido
calla el murmullo del ruido
dame fuerza para llegar a ser divino.
Húmedo néctar recorriendo tu cuerpo
resbalando sobre tu piel de manzana
caracoles babeando dentro de tu casa
sed insaciable de mañana.
Llévame hasta ese cuerpo
méceme con ella en el aire de los amores
que llegan a buen puerto
y seremos eternamente jugos
que refresquen por siempre
nuestros sentimientos.