Todo ha sido dicho,
todo ha sido soñado.
La muerte, amiga antigua,
es sombra y liberación.
Cuando el amor muere,
queda solo el eco de su silencio
y la caricia fría de lo eterno.
Todo ha sido sentido.
El viento, caprichoso,
desordenó los recuerdos,
y una vez más,
cerré mi alma y mi pecho.
La noche se hizo eterna,
sin promesas, sin mañanas,
y en su abrazo oscuro,
descansé al fin mi dolor.