No sabía de quién me escondía,
ni tampoco de que me alejaba...
El miedo y la ansiedad morían,
cuando en mi mente tú estabas.
Cautivadora fue tu estadía
en las noches que deambulaba
en los días que nada hacía
y te llamaba enamorada.
No importa la distancia,
ni las veces que estuve equivocada,
porque apareciste, ¡Alegría!,
cuando más te necesitaba.
Cuida de mi, sé mi libertad,
mi fuerza inspiradora y soñada,
sé la creatividad, la que se infiltra,
la guía de mi alma, mi ancla innovada.
Cora