Mira qué somos ahora
si puedes mirar.
Somos un montón
de poros abiertos
de poblados vellos que se levantan,
hemos tejido nuestra piel
unido nuestras telas ávidas.
Mi boca te tropieza
y perdido en esta taciturna oscuridad
busca la tuya,
te tropieza
las cicatrices,
el desierto breve de tu vientre,
y cae en tu árido ombligo;
se abren tus pechos
y eres un jardín que retoña,
una llaga que deja de llorar.
Me quemas la espalda,
haces garabatos con tus dedos
y me intentas dibujar tu amor en él,
soy el lienzo de tus coloridas caricias.
Primero éramos un par de lagos mansos
y ahora
ahora somos un río
solo un río caudaloso
embravecido
por tus corrientes agitadas
en las que me dejo arrastrar.
Mira qué somos ahora...
no hay lugar en mí donde no haya caricia tuya
ni en ti, un beso mío.