Presencias Amadas
Serenan y Arden el Aire Cuajado
entre Huesos que Desdeñan mi Carne.
Sílabas Ciegas.
Negra Negrura en mi Alma.
Y el sin Amor que Imita
esa Luz que no Calla.
Danzas de Cimitarras Desafinadas.
Sorderas que Hablan.
Epitafios Vacíos
Lacrados entre Mármoles Fríos,
que Lapidan mi Ser
entre Aguas Agitadas.
Lágrima Prístina y Cegada,
Eterna Sal de Vidrio
que ya no Desgarra,
Estallá Ya! en el Vértigo
de mi Plena Memoria.
Vuela Ya!
Artera y Silenciosa Némesis Mía,
En el Vacío Negro
que Iguala dos Albas Iguales.
En el Lacerante Grito que Aúlla
en mi Piel ya Arrugada.
Mi Condena será Sólo mi Ausencia,
Sin Armas ni Cuchillos
que Castiguen ni tu Cuerpo ni tu Alma.
En el Sepulcro Cavado
en mi Hueco,
en la Memoria que Busca
la Sin Razón
de una Tormenta de Palabras,
Serás para Siempre
mi Noche Sellada,
el Mudo Mutismo,
la Nada...
(Patricia)