He navegado una selva incierta;
de cemento negro es su categoría;
de hormigueros altos su alegoría;
de pocas flores, ramas en la huerta.
He viajado al norte y al oriente,
con incertidumbre, guía ni brújula,
vistiendo el día y noche de fábula
como perro que busca un pretendiente.
He lijado las neuronas desgastadas
para no desligarme del frio silencio;
para que no llueva el seco aprecio;
para tolerar la lengua inusitada.
He vivido de afanes y errores
sin disfrutar las mieles de un abrazo;
sin descansar sobre un sabio regazo;
sin entender el porqué de rencores.