Recuerdo aquellos bellos momentos,
te recuerdo
de cuerpo entero,
sin más ropa
que el manto del cielo,
sin más seda
que la textura de tus labios
ardiendo,
sin mas silencios
que el sonido del rayo huyendo,
que la lentitud
de las horas
de un reloj cayendo,
sin más angustias
que un ligero bostezo.
Recuerdo aquel verano
con luz,
con su pequeño universo,
y barcas por aquella playa,
mar adentro.
Recuerdo el sonido
de una guitarra
lamiendo
las horas muertas
de una tarde
de cielo gris,
de poco más o menos
lo que se puede escribir
en un verso.