Dos cuerpos diferentes
que se descubren frente al mismo enigma
la inocencia que muda a espejismo
la ilusión que se restaura en anhelo
todo era irreal hasta que toque tu cuerpo
todo era lacerante hasta que tocaste el mío
El alma desprendida de la humanidad
la humanidad debatiendo a solas sobre la soledad
así las horas le pertenecían a la nada
hasta que tu vientre se convirtió en mi raíz
y el fondo de tus ojos se transformó en universo
condenando los latidos a ser breves
cuando tu cuerpo angélico me enlaza en su misterio
Dos cuerpos crepitantes, agotando el silencio
canjeando el presente por sueños y humedad
modificando la quietud en entrega enardecida
el goce en el delirio que ofrenda una lágrima pura
que absorto bebo y reverdezco
que absorto toco y te pertenezco