José Luis Barrientos León

Nuestros cuerpos

Dos cuerpos diferentes

que se descubren frente al mismo enigma

la inocencia que muda a espejismo

la ilusión que se restaura en anhelo

todo era irreal hasta que toque tu cuerpo

todo era lacerante hasta que tocaste el mío

 

El alma desprendida de la humanidad

la humanidad debatiendo a solas sobre la soledad

así las horas le pertenecían a la nada

hasta que tu vientre se convirtió en mi raíz

y el fondo de tus ojos se transformó en universo

condenando los latidos a ser breves

cuando tu cuerpo angélico me enlaza en su misterio

 

Dos cuerpos crepitantes, agotando el silencio

canjeando el presente por sueños y humedad

modificando la quietud en entrega enardecida

el goce en el delirio que ofrenda una lágrima pura

que absorto bebo y reverdezco

que absorto toco y te pertenezco