Ayer también fue uno de los días más tristes de mi existencia.
Me di cuenta que no podía estar contigo, que a estas alturas todos estamos algo, rotos, algo lastimados y nos cuesta creer en un amor de antaño como el que te ofrecí.
Lleno de cuidados, de admiración, de respeto, de cariño, leal y honesto, de esos amores que solo un hombre cultiva día a día para ver florecer sonrisas en tu rostro.
Ayer me di cuenta que podrás hacer todo lo que está a tu alcance para tener la relación soñada, pero los recuerdo no perdonan y vuelven justo al decir una palabra, al tener alguna actitud que te lleva a ese \"deja-vu\" pasado.
Perdoname porque no pude curar la herida que yo no cause, perdoname por no saber cómo es que tú deseabas actuará yo en tu momento de recordar lo que te daño.
Hoy amaneció nublado, la luz que un día fue mi guía, hoy, hoy es oscuridad.
Una densa oscuridad que se está apropiando de lo que un día fue la iluminación e inspiración de nuestra vida, perdón, de mi vida.
Tu partida no solo se lleva esa luz, también mis ganas de seguirle escribiendo al amor, te llevas mi poesía y mis ganas de seguir viviendo.
Pero aprendí una gran lección.
No todos los rompecabezas son tuyos para resolver.
Mi último poema a la Luz de luna