Tu sonrisa deshace la negrura
que se esconde en la rosa del olvido
atrapada en el quicio retorcido
de un instante en mi larga singladura.
Despierta tu sonrisa, la locura,
y el ansia del poder desconocido
que anida en las esquinas de un ejido
entre indicios de amor y de ternura.
Ya no pido soñar y hacer real
el deseo que ronda mi desvelo
ya no pido cruzar aquel umbral.
Condenando a mi vida al desconsuelo,
tu sonrisa convierte en natural
la ilusión de un ayer en paralelo.
Águeda Molina