Lamentablemente
Se fue de repente, se fue como vino,
tomó su alegría, la llevó en sus manos,
no fue su capricho, ni fue su destino
mas fue un desatino que se haya marchado
cuando nos amamos.
Cuando parecía haber levantado del polvo
mis sueños, eregido el árbol caído,
restaurado besos de cariño,
destruído la envidia, los celos, las riñas,
las cosas, que ensucian la vida.
No hay jardín sin ella, ni piedras, ni río,
ya no miro el cielo de noche ya no me sorprende
su risa, en estos rincones vacíos
donde la esperanza se ocultó rendida,
con tantas promesas caídas.
Me alegra saber que no le dolió haberse ido,
que no le temblaron las manos, que no vacilaron
sus pasos sobre el pavimento que inició el olvido.
Me alegra... ¿Me alegra? ¿Qué digo? Si siento que
el frío, la noche, el silencio y las soledades
han vuelto a mi vida.