\"Niña, todos tienen problemas\"
En el fondo, solo quería ser un poco escuchada,
por alguien más que por mí misma,
quiero decir, sin gastar energía,
en tener que traducir el alma con palabras cuidadas,
que se acomodan como piezas en cajita pequeña,
esperando no ser derrumbadas.
Sin prejuicios, sin críticas,
con ternura en el corazón, y firmeza en la mirada.
Sin el riesgo de desmoronar al corazón,
por la respuesta de la que todos hablan.
En un mundo donde todos tienen problemas
a quien escucha se le acaba el tiempo,
mientras calla cuando todos hablan.
Y los que hablan están muy ocupados,
para escuchar más allá de lo que dicen
sus valiosas palabras.
Y viene el dilema de nuevo,
en este mundo no quiero ser escuchada,
entre tanta amargura revuelta, resentimiento,
rumores, eufemismos, y sinceridad atorada,
que en el alma prefiere quedarse,
para no salir y espantarse de lo que hay afuera,
y evitarse la fatiga, y enterarse que para ella no hay nada.
En este mundo no quiero ser escuchada,
cuando los sentimientos con pureza hasta en el pensamiento
son lo único que basta.
Y me callo, y en ese silencio me disuelvo,
como se disuelve la belleza del amanecer,
mientras muchos están durmiendo
y en sueños se pierden, sin poder reflejarse en el cielo
y ni se enteran que lo vivieron,
porque el cielo no les dice nada.
Quisiera hablar con mi madre, o con mi amor,
pero a mi madre no quiero preocuparla,
y a mi amor, no lo quiero lejos.
Y de tanto revuelo
vuelvo a la pluma.
Otra vez.