Nada en mí tiene sentido
si no tengo su presencia.
Nada quiero, buen amigo,
si de mí ella más se aleja.
Tuve sueños exquisitos
con su cuerpo de doncella;
sin embargo, luego vino,
la distancia y su quimera.
¿Cómo ahora la retengo,
si no sé dónde ha marchado?
¿Cómo puedo si no quiero
renunciar a quien tanto amo?
Y aunque ya se encuentre lejos…
¡La deseo en mi regazo!