LA PARCELA
Llega un momento en que el extenso bancal
acaba reforzado en su borde
por una línea de arbustos altos, de secano,
de color verde oscuro y en que, un poco más allá, comienza
un huerto de color verde brillante, compuesto por perales, otro espacio
campestre tan monótono y tan singular como el primero.
Pero como ya hemos elegido el bancal abandonado, inculto,
completamente llana, esa parcela,
no se puede ampliar
la descripción del territorio hasta un límite infinito, inaprensible
pongamos, y sobre este oscuro bancal con forma de rectángulo,
limitado al fondo por una línea de arbustos,
centramos el objetivo. Y parcelada así la realidad,
la descripción se afina y va al detalle
y produce certezas y evidentes claroscuros.
Certezas que atraviesan nuestra inteligencia,
que acompañan y que son de confianza, a ras de suelo
y nunca en pleno vuelo.
Filamentos de hierbas onduladas,
por los pasos estrechos entre el matorral fogoso,
al aire seco y tibio ondean,
en su forma tal vez definitiva parecen ya resueltos.
Gaspar Jover Polo