Estoy en mí momento
Más esquizofrénico.
Danzando con lobos,
Demonios disfrazados.
Las voces de mí cabeza
En sesión extraordinaria.
Combatiendo sin pudor
En la cámara de mis secretos.
Silencios completos que
Votan por nuevos decretos.
¿Cuántas voces piden cambió?
¿Cuántas se niegan a diario?
¿Quién está enfermo realmente?
El que escucha tantas voces
O el que sigue sin escuchar,
Ambos con carencia visual.
Pienso en algo que estudiar,
Me llega después un susurro
Una voz que ya se aburrió,
Que prefiere algo inusual.
Pienso en las sensaciones,
Que se sentirá quizá matar.
Cómo me sentiría al violar
Quizás no una mujer, una ley...
Quizás.
Otra voz se presenta
Me aterriza y me frena.
Aunque no pueda verla,
Sé que me sonríe coqueta.
Poco a poco esa voz,
Tan cálida y ajena,
Ha silenciado el espacio,
Ha detenido el tiempo.
Por primera vez lo siento,
Por primera vez me concentró.
Seducido por sus palabras
Y con un futuro incierto.
Lo único cierto es el tiempo.
Estando sólo en el abismo
Cobijado conmigo mismo
Despertando del espejismo.
Me doy cuenta de mi soledad,
De lo vacías que eran las voces.
Mí conciencia farsica y ficticia
Alteró de raíz mi realidad.
Ahora el reloj hace \"Tic Tac\"
De pronto, sólo quedamos 2
Los 22 en el reloj y yo.
¿Segundos? No, milímetros.
Sostengo el tiempo en mis manos,
Por primera vez escuchó mi voz.
Tanto le había guardado rencor
Qué al escucharla, quiero silenciarla.
No sin antes preguntarle
—¿Por qué tú nunca hablaste?
Y su respuesta fue inexplicable.
—lo hice, pero no me creíste.
Anhelaba escuchar mi llanto,
La voz de mis lamentos.
Hacer conmigo un pacto de silencio,
Difícil para un esquizofrénico.
No hay otra forma de callar
Parecerá cobarde, pero es inevitable.
Mí solución es la eternidad y el silencio.
Habitando juntos un mismo cielo,
Dónde solo se pueda... Escuchar mi voz.