José Valverde Yuste

POEMA 8 : EL TRABAJO EN EL CAMPO

Carne de tierra, esclavo de tus orígenes

heridas de trabajo dejando su huella

en cada rincón apaleado tu cuerpo

ahogando tus sentimientos primigenios.

 

Arrastrando tu vientre sobre esta vieja tierra

la siento humedecida por el sudor de nube

el tormento de la oquedad de tus ojos

cada paso es un peso en el pecho

cada golpe es una herida ardiendo.

 

Todo es un crepúsculo de sueños

desde la aurora con la humedad calando tus huesos

hasta el ocaso con tu cuerpo ya ensangrentado

como el rojo del sol en su despedida del valle

sinestesias y sudores de hambre

una lucha entre la tierra y el hombre.

 

Hasta el aire es huraño en levedades 

cuando tu frente suda 

suaves olas de viento

secan los surcos de tu frente

y la tierra se retuerce, terca y dura 

ante tu mirada.

 

Es el preámbulo de una vida de sueños

donde el duro trabajo es la penitencia

para una vida de paraíso

en otro mundo, en otro cielo.

 

Pero en esas lomas solo ves

el laberinto de un cielo dolorido

un vergel de la nada

un sueño de película grotesca

el eslabón del engaño de tus cadenas.

 

Sobre tu espalda encorvada

como si el pico de un papagayo se tratase

los ángeles lloran y las nubes desaparecen

¡Cuánto dolor en ese cuerpo de flor marchitada!.

 

Las manos agrietadas 

son surcos en la planicie de la loma

tus dedos dureza de roca

de excavar la tierra

y tu aliento el llanto del cielo.

 

Con la boca amordazada por la vida

la primavera es silencio

y el invierno el llanto

eslabones perdidos de la cadena de la esclavitud

del campesino a la tierra.