EN UN BELLO DÍA
“En un bello día”, se puede leer
al principio de algunos textos literarios.
Pero todos los días son bellos
absolutamente, sin ninguna excepción,
cuando el viento golpea tozudo
y cuando el sol permanece
como estancado en lo alto
y las nubecillas corren blancas,
risueñas, con las barriguitas rosadas
en continuo desplazamiento, tanto que,
transforman la superficie del territorio
con sus constantes cambios de humor,
tanto que siempre están al servicio del transeúnte,
y también es un buen día
cuando oscurecen un cielo
que se inclinaba hacia lo pletórico.
El caso es que amanezca
a su hora y que el espacio
quede limpio de las telarañas nocturnas
propias del advenimiento del ocaso.
Y que la claridad parezca nueva,
como recién estrenada
en el mundo, porque los días sin aurora
nos agotan del todo.
Y también sucede así con el final
de los días, con todos esos crepúsculos otoñales;
porque todo depende del estado de entusiasmo.
Gaspar Jover Polo