El tiempo se fatiga vespertino, espera el nutrido amanecer,
en oscura noche desfallecer
y escribir en hoja de pergamino.
El tiempo ya no sigue el camino
de mañanas y atardeceres;
arrugó sus egos y pareceres;
caminó el camino de desatino.
El tiempo bebió agua de desespero,
lastimó a la brisa y al cielo,
cubrió al mar y litoral con un velo,
el tiempo sobrio y altanero.
El tiempo diluyó las bondades
de corazones en miniatura
vestidos de risa y dulzura
y jactandose de sus verdades.