Su boca activó mis sentidos carnales,
Volviendo sensible y endeble cada parte de mí
besándonos se vivió el tiempo y yo en él me perdí.
Fué ese beso apasionado,
el que destruyó mis principios y mis pensamientos ordinarios,
Eso, y sus dedos atravesando los hilos de mis telas aquella noche.
Mi boca tiene dueño desde entonces,
Mi cuerpo tiene hambre y sed de su roce,
Ansias de sus manos, sujetando mi cintura,
Anémicos deseos de lujuria y saciedad.