Con su alma lastimada
y con profunda herida
miré una triste Alondra
al ir camino arriba.
La vi tan sola y triste
a causa de una espiga
que tenía clavada
en donde más dolía.
Con plumas destrozadas
y un canto entrecortado
buscaba entre las ramas
un refugio anhelado.
(ElidethAbreu)
Mis manos la tomaron
y dándole caricias
sus alas se movieron
de forma sorpresiva.
Del pecho iba saliendo,
la sangre cual llovizna
quedándome mi mano
bañada en sangre tibia.
Saqué luego el abrojo,
le puse medicina,
sus alas se agitaron
pasando algunos días.
Ya sana y también libre
voló hasta una ramilla
cargada con los frutos
donde hoy alegre habita.
La buena recompensa
de amor siempre es nutricia,
si alivia los pesares
que arrastran muchas vidas.