Y es así, de un segundo al otro te cambia... No sé cómo llamarlo; el día, la vida. Lo único que tengo por seguro es que no estás mas. Que el agujero es una perforación decidida a seguir creciendo y duele.
Si, estoy al tanto de que voy a sufrir un buen tiempo; me lo han dicho innumerables veces. Yo mismo lo he dicho resignado. Que hasta que otro no se despida, o se vaya egoístamente a escondidas. Hasta que no quede a quien despedir y mis ojos queden rotos de tantas lágrimas, seguirá su curso. Honestamente no se cómo quedaré cuando todo termine y entre por la puerta y solo escuche el silencio, vea la casa ordenada y el suelo sin huellas. Sea la soledad quien me reciba, O el mismo desierto me abrace y mí mundo enloquezca como un sube baja, y muera de sed por quiénes éramos juntos. Mí subconsciente gritara en el desespero de la distancia involuntaria. Querré huir en la oscuridad del pasado para evadir la realidad que no quiero. Sentiré un enojo agobiante, sufriré sin llorar y callaré todo para hacerme más fuerte.
Los días pasarán y el dolor se hara amiga, me veré caminando por rumbos conocidos y desconocidos. Con el corazón cerrado y la vista gorda cuando me encuentre en peligro y arriesgando las pocas fuerzas de querer, que me quedan. Esperando que mí sueño una noche me lleve hasta tu nuevo hogar. Entrar y verlos correr hacia a mí con esa mirada brillante y esa expresión de felicidad. Con un cielo azul y un sol enorme a nuestro favor, lejos de aquellos que critican y del frío.
Juntos en una eterna, dulce y nueva oportunidad de vivir.