Si todo alcanzara con un beso,
si el tiempo no fuera más que eso
el instante entre unos labios junto a otros,
el suspiro, la saliva, los rostros.
Si todo durara un beso,
no habría espacio entre el fin y el comienzo
ni la nostalgia en la percepción del tiempo;
si habría esperanza, y no de que dure
solo de eso.
Si me alcanzara con un solo beso,
experimentar cada momento en momentos,
si un lugar fuera un beso,
¿qué sabor tendría el muestro?
Si todo durara tan solo un simple beso
la simpleza no existiría,
ni las memorias, ni el peso
mis labios serian más grandes, mi corazón más sincero
el rojo carmín brillaría con la abundancia del viento
porque si yo solo durara un beso,
me expandiría en lo efímero
de respirar, confiar, avanzar y sentir,
y con amor separar e iniciar mil cuantos besos más
con el mar, con la vida
con mi propia yo en el espejo.
Si todo durara lo que dura un beso
me besaría al presente con el calor de mis huesos,
con la nostalgia enterrada y el entusiasmo encendido
porque si solo estuviera a un beso del inicio y el fin,
no pensaría en besar todo lento,
sino en sentirlo en cada partícula de mi cuerpo,
y si mi alma durara un beso,
sería caliente, suave y sin tiempo.
Y si nuestro beso durara un beso,
lo agradecería entre el suspiro y el desvanecer del silencio,
entre el calor del inicio y la esperanza del fin.