Angel Rafael Anaya Puerta

Cuando ya no esté

Cuando ya no esté, mi amor, mis niñas,

Cuando mi voz se apague en la distancia,

Recordad los días de sol, de esperanza,

Y que mi amor por vosotras nunca se extinga.

 

Hija mía, flor de mi jardín encantado,

En cada paso que des, mi recuerdo ira contigo,

Mi consejo en tu mente, mi abrazo tu abrigo,

Y en cada risa tuya, mi amor será reflejado.

 

Esposa mía, compañera fiel y amada,

En tus recuerdos hallaré mi eterno hogar,

En los suspiros de la noche, mi paz estará,

Y por siempre en tu mente, mi vida será recordada.

 

Que la tristeza no nuble sus miradas,

Cuando ya no esté, recordad mi cariño,

En los susurros del viento, en el suave arrullo,

Sentirán mis caricias, por siempre deseadas.

 

Hija mía, se sabía, fuerte, y valiente,

Mi amor brillará desde el más allá,

Jamás me olvides, tenme siempre presente,

Que el Dios eterno te guie a donde vayas.

 

Esposa mía, sigue adelante con valor,

Nuestro amor será eterno y fuerte,

A prueba de heridas, tristeza y dolor,

Aunque lo haya suspendido, el frio de la muerte.

 

Ahora que ya no estoy, recuerda nuestro tiempo,

Los momentos compartidos, las risas, las lágrimas,

Aunque la distancia nos separe en este mundo,

Mi amor por ustedes no será menos profundo.

 

Hasta el día que nos volvamos a encontrar,

En el lugar en donde no hay adiós ni dolor,

Recordad, queridas mías, que os ame sin cesar,

Y que los años, ni el tiempo, lo podrán desdibujar.

 

 

Autor: Ángel R. Anaya Puerta

El Ángel de los sueños

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