Y allí está la señora Gloria Tumbaco de Paja Larga.
La del vestido ocre, labios rojos y zapatos altos.
La doña más amable y generosa de que se habla entre ellos.
Le obsequió ofrendas florales y coronas a todos los muertos que iban cayendo en la familia.
Incluyendo al de hoy.
(Ahora una pausa profunda)
Un beso de índice y pulgar.
Siéntese, cruce las piernas.
Manténgase en la pausa... cierre los ojos...
Inspire también profundo.
Manténgase en la pausa.
Ahora con esa mezcla de dudas y porqués,
Levante los hombros, saque pecho y exhale desde el fondo sus deshechos carbónicos mientras murmura conmigo, desde el fondo y entre dientes apretados.
(Póngale un tin de rabia a su expresión)
Con los ojos cerrados mire hacia el tronco de su nariz y nunca abra sus ojos.
Murmure conmigo ahora:
La señora de Paja Larga nunca hizo ni v.... por un solo pariente vivo.