El Corbán

LOS SUEÑOS NO PERDONAN

Bajo el sol que declina, en la ruta de luchar,

el peregrino sigue adelante, sin pausa, sin cesar,

cada desafío es un verso en su cantar,

anhelando en su alma la victoria alcanzar.

 

Con fervor y con brío, desafía la tempestad,

cada desafío, una nueva oportunidad,

sus sueños son su faro, su guía en la oscuridad,

en su mirada ardiente, la fuerza de la verdad.

 

Pero al llegar al ocaso, al final del andar,

sus sueños se desvanecen, como hojas en el mar,

más en su corazón late un fuego sin par,

la esperanza de un legado que no morirá jamás.

 

Pues, aunque no logre las cumbres que soñó alcanzar,

sabe que en el camino de sus hijos está el triunfar,

en la semilla de sus esfuerzos, en su anhelo singular,

encuentra la verdadera gloria, el verdadero andar.

 

Así, con la frente en alto y el alma en plenitud,

cierra los ojos con calma, con paz y gratitud,

pues en la sonrisa de sus hijos, en su caricia de virtud,

ve el reflejo de su esfuerzo, la eterna juventud.