Lejano destino que se forja de la voz del último suspiro y la herida de lo vivido.
En el valle de las auras sin voz, bajo la lluvia de espejismos, yace la guerra entre la luz y el abismo,
El reino ha caído y el rey desaparecido,
Ya no queda tiempo para recuperar lo perdido.
Flores venenosas rodean la entrada, emanando perfume libido de sus espinas enredadas.
Peones y alfiles se sacrifican por la causa del futuro inteligible siendo acariciados por la brisa del desden, coronados por el beso entrañable de la locura y conformismo.
Admirable nobleza es lo que en su mirada guarda, corta con su espada los miedos que lo engañan,
Bloquea con su escudo, las penas que lo arañan.
Criado como oveja pero embravecido como león, aún tiene tiempo de cambiar todo a su alrededor,
Contradice a su ego y salva a la reina que ama, pues juntos combinan su esencia y de su tacto brota la vida que los clama.
Encuentra en su soledad el fuego lucido de su alma, pelea hasta desvanecerse pero permanece de pie para atestiguar su presente.
En cada logro sangró bondad y de su sonrisa brotaron nuevos futuros posibles,
Su pureza reflejó su fuerza, y de su sombra culminó la ausencia.
Las flores aun dicen su nombre en otro lenguaje, y la oscuridad del valle liberó su anclaje,
Mientras que el viento guía su camino y de lunas invertidas y soles opuestos, nace una nueva vida.