Ella dice que lo extraña
porque nunca lo ha olvidado
y al llegar la madrugada
sueña con sus tersas manos.
Él me cuenta que la quiso
como nada en este mundo
y que mucho él ha sufrido
sin dejar claro el asunto.
Ella carga fuerte angustia
y él un duro sufrimiento;
ella carga con sus culpas
y el dolor lo lleva dentro.
Él no quiere saber nada
de su vida y de su suerte;
él prefiere que mañana,
pierda fuerza lo que siente.
Ella insiste que lo quiere,
porque lo ama y necesita;
él no quiere ya ni verle
y el por qué, nunca lo explica.
Al final ella confiesa
con sollozos en la bruma
que él la amaba con terneza
pero tuvo una aventura.
Hoy se muestra arrepentida
pero es demasiado tarde;
él no vuelve, aunque le diga,
que no volverá a fallarle.
La traición trae sus costos
y cosechas siempre amargas:
«¡La aventura te da gozo
y dolores en el alma!»