Con arpegios de cristal,
danzaba transperente lluvia
creando alegres chopos
que salpicaban mis pasos
Fría y gustosa la tierra
en lodo se convertía
abriendo pequeños surcos
qué ríos parecian
formando grandes charcos
espejos donde la luna reía
al ver que mis apurados pasos
¡al suelo me conducían!
apenado levanté la mirada
torneadas piernas descubrí
una mano piadosa
tibia, rosada, me ayudó
cuando de frente la miré
era una faz angelical
en el cielo creí estar
de ella ipsofacto me enamoré
cada vez que arpegios de cristal
resuenan cuando llueve
bendigo aquel resbalón
que me llevó hasta mi mujer.
Dr. Salvador Santoyo Sanchez
27/junio/2024