La espera es mucha, y ya desespera.
Qué más quiera el mirlo que cantar!
No son realidad, los anhelos,
ni los hechos, son los sueños.
Qué más quisiera el ciego
que poder ver.
El amargo sabor de las lágrimas,
ni miel, ni azúcar, es el llorar.
La espera es mucha, y ya desespera.