Sin Ira.
Sin dioses.
Sin el Ahora que Concluye
en este Lejano Instante.
Sin el Haz de Luz
que Embriaga a los Astros
en su Medio Mediodía.
Abro a Vos,
todos mis Sentires y Ahogadas Palabras.
Enloquecida Turbulencia en mi Mente
que Nunca Desgarra mis Sentidos.
Y una Luna, Ahora tan Distante
que Fenece una y otra Vez
en Cada Alba en Cenizas,
en la Flor Marchita Guardada
en mi Libro siempre Abierto.
En Cada Rasguño Hecho
adrede y contra mi Alma que No Muere
a pesar de los Deshechos Aguerridos
del Silencio Más Callado.
En el Ardor Quimérico
que Arde en mi Vieja Lámpara,
Sólo la Bruma del Reflejo de tus Ojos
Anclada en la Lujuria de los Tiempos, y
que las Arenas...
que la Mar...
que el Firmamento Acribillado...
que el Sol...
que la Sin Hora...
que la Amanecida Noche
y la Sin Palabra...
(Patricia)